martes, 19 de octubre de 2010

POR FAVOR CUIDE SU CORAZÓN.





El corazón humano puede compararse al motor de un auto: ambos son fuentes de alimentación que mantienen cuerpos en movimiento. El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre hacia los órganos, tejidos y células del organismo.

La sangre bombeada por el corazón suministra oxígeno y nutrientes a cada célula y recoge el dióxido de carbono y las sustancias de desecho producidas por esas células. Pero si el flujo de sangre al corazón disminuye o se detiene o el ritmo de los latidos se altera, podría peligrar la vida. Como sucede con el motor de un auto, la forma en que se trate el corazón determinará cuánto tiempo funcionará y de qué manera.

«Muchas personas cuidan mejor de su auto que de su cuerpo», comenta el doctor Denton A. Cooley, fundador, presidente y cirujano en jefe del Instituto del Corazón en Texas. «Se preocupan por cambiar el aceite, realizar la afinación periódica y utilizar la gasolina apropiada. Pero cuando se trata de su propio cuerpo, lo alimentan con comidas que contienen mucha grasa y sal, fuman y no hacen ejercicio en forma regular. Los adelantos médicos no pueden erradicar las enfermedades cardiovasculares. La buena salud depende en gran medida de que la gente haga de su parte.»

Las enfermedades cardiovasculares son aquellas que afectan al corazón o a los vasos sanguíneos. Aunque se han tomado medidas para informar a la gente sobre sus causas y su prevención siguen siendo la principal causa de muerte en los Estados Unidos tanto en hombres como mujeres. Las enfermedades cardiovasculares matan a una persona cada 34 segundos en los Estados Unidos, es decir, casi 2.400 personas por día, más que el cáncer, la diabetes y los accidentes juntos. Nuevos estudios y métodos de tratamiento han reducido el número de muertes por enfermedad cardiovascular pero no así el número de gente afectada.

Ciertos factores influyen significativamente en las probabilidades de que una persona padezca una enfermedad cardiovascular. Son los denominados «factores de riesgo». Algunos factores de riesgo pueden ser controlados pero otros no.

«Aunque no es posible controlar factores de riesgo tales como el sexo, la edad y la herencia, sí es posible cambiar los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, a fin de prevenir o retrasar la aparición de una enfermedad cardiovascular», dice el doctor Cooley. «Los estudios médicos demuestran que es posible reducir el riesgo cardiovascular si se come una dieta baja en grasa, sal y colesterol, no se consume ningún tipo de tabaco, se hace ejercicio por lo menos tres veces por semana, se mantiene un peso sano y se reduce la presión arterial.»

Factores de riesgo cardiovascular
El ejercicio —o la falta de ejercicio— desempeña un papel importante en nuestra salud. Los estudios demuestran que debemos hacer ejercicio aeróbico (tal como caminatas rápidas, trote o ciclismo) por lo menos tres veces por semana durante 30 minutos para fortalecer el corazón. Además, los estudios médicos demuestran que períodos cortos de ejercicio físico que juntos sumen 30 minutos por día son tan beneficiosos para la salud como lo son 30 minutos continuos de ejercicio.

«Una de las mejores medidas que podemos tomar para mejorar la salud es comer alimentos de bajo contenido graso y hacer ejercicio con regularidad», dice el doctor Cooley. «El ejercicio quema calorías, reduce el apetito, la presión arterial y el estrés y eleva los niveles de HDL (el "colesterol bueno"). También mejora la figura y nos hace sentir mejor. Es casi demasiado sencillo.»

También es posible reducir el riesgo cardiovascular con sólo implementar unos pocos cambios sensatos en la dieta. Los hábitos sanos para el corazón incluyen limitar el consumo diario de sal a un máximo de una cucharadita (6 gramos), que equivale a 2.400 miligramos de sodio. (Las personas que sufren de presión arterial alta posiblemente deban limitar aún más su consumo de sal.)

La dieta debe consistir principalmente en fruta, verdura, cereales, carnes magras y pescado. Se aconseja reducir el consumo de grasa (especialmente grasa saturada) y colesterol (carnes rojas grasas, leche entera, quesos elaborados con leche entera, huevos, platos a base de crema y postres que contengan mucha grasa).

«Es posible reducir el nivel de colesterol en sangre entre un cinco y un diez por ciento comiendo una dieta sana para el corazón, es decir, consumiendo más fibra alimentaria y menos grasa y colesterol», dice el doctor Cooley. «Cuando comemos alimentos ricos en fibra, nos sentimos satisfechos y comemos menos alimentos altos en calorías, grasa y colesterol.»

El consumo de alcohol también afecta al corazón. Los estudios médicos demuestran que el consumo diario de una cantidad moderada de alcohol protege de las enfermedades cardiovasculares y los ataques cardíacos. Según los expertos, el consumo moderado es un promedio de una o dos bebidas por día para los hombres y de una bebida por día para las mujeres. Una bebida se define como 1,5 onzas líquidas (44 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 40° (80 proof) (tales como whisky americano o escocés, vodka, ginebra, etc.), 1 onza líquida (30 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 50° (100 proof), 4 onzas líquidas (118 ml) de vino o 12 onzas líquidas (355 ml) de cerveza. Pero el excederse de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco).

Además, una bebida típica tiene entre 100 y 200 calorías. Las calorías del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual puede a su vez aumentar el riesgo cardiovascular. No se recomienda que las personas que no beben comiencen a hacerlo ni que los que ya beben aumenten su consumo de alcohol.

El estrés es otro factor que puede afectar al corazón. Las personas que sufren de una enfermedad cardiovascular a menudo dicen sentir dolor en el corazón durante situaciones de estrés emocional. También es más probable sufrir un ataque cardíaco en momentos de estrés, porque el corazón se acelera y aumenta la presión arterial. Cuando esto sucede, el corazón necesita más oxígeno.

El estrés también puede dañar las arterias debido a una mayor producción de hormonas y un aumento del flujo sanguíneo durante la respuesta al estrés. Al cicatrizarse las paredes de las arterias éstas aumentan en grosor, facilitándose así la acumulación de placa la cual estrecha la arteria. Esto no quiere decir que el estrés cause enfermedades cardiovasculares, pero los investigadores opinan que puede agravarlas.

«La mayoría de nosotros nos consideramos sanos si no sentimos síntomas de enfermedad. Sin embargo, a veces el primer síntoma aparente de enfermedad cardiovascular es un ataque cardíaco», dice el doctor Cooley. «Cuando comienzan a aparecer los síntomas de enfermedad cardiovascular, el daño ya se ha producido. Por eso es importante saber cuáles son los factores de riesgo cardiovascular y tomar las medidas necesarias para reducir ese riesgo. Con sólo controlar uno o más factores de riesgo, es posible añadir meses y posiblemente años a nuestra vida.»


domingo, 3 de octubre de 2010

PUEDE EL ESTRES PROVOCAR CALVICIE PREMATURA?






Daniel K. Hall Flavin, MD

Sí, el estrés y la pérdida del cabello puede estar relacionado.

Hay tres tipos de pérdida del cabello que puede estar asociada con altos niveles de estrés son:

La alopecia areata. Una variedad de factores que se cree que causa la alopecia areata, posiblemente incluyendo el estrés grave. Con la alopecia areata, los glóbulos blancos atacan el folículo del pelo, deteniendo el crecimiento del cabello y la toma de caída del cabello.
efluvio telógeno. En esta condición, el estrés emocional o físico lleva una gran cantidad de pelo que crece en una fase de reposo. Dentro de unos meses, los pelos afectados se pueden caer repentinamente cuando simplemente peinarse o lavarse el pelo.
La tricotilomanía. Tricotilomanía (trik-oh-oh-hasta-MAY-nee-uh) es una necesidad irresistible de arrancarse el cabello de su cuero cabelludo, cejas u otras áreas de su cuerpo. Tirar del pelo puede ser una manera de lidiar con sentimientos negativos o incómodos, como el estrés, la ansiedad, tensión, soledad, fatiga o frustración.

El estrés y la pérdida del cabello no tiene que ser permanente. Si usted recibe su estrés bajo control, su pelo vuelve a crecer. Asegúrese de hablar con su médico si usted nota pérdida de cabello en parches o repentina o más de pérdida de cabello al peinarse o costumbre de lavarse el pelo. La pérdida repentina del pelo puede indicar una condición médica subyacente que requiere tratamiento. Si es necesario, su médico puede sugerirle opciones de tratamiento para la pérdida del pelo también. Y si los esfuerzos para manejar su estrés por su cuenta no funciona, hable con su médico acerca de técnicas de manejo del estrés.

SIGUIENTE PREGUNTA.

¿Puedo utilizar el yoga para bajar de peso?

Respuesta
de Donald Hensrud, MD

No ha habido una gran cantidad de investigación sobre el yoga para la pérdida de peso. En general, sin embargo, la actividad física es mejor para prevenir el aumento de peso que para promover la pérdida de peso, y parece que esto se aplica también al yoga. La mayoría de los tipos de yoga no tiene el mismo nivel de energía de quema de calorías al igual que el ejercicio aeróbico. Considere la posibilidad de que una persona de 150 libras se quema 240 calorías en una hora de yoga regulares, en comparación con 360 calorías por una hora de ejercicios aeróbicos.

Sin embargo, cualquier actividad es buena actividad. Yoga podrás dejar de moverte, después de todo, y puede proporcionar beneficios para la salud como la mejora de los niveles de lípidos en la sangre y mejora el estado de ánimo.

La actividad física regular debe ser parte de cualquier pérdida de peso o un plan de control de peso. Para bajar de peso, que desea reducir las calorías que consume en un (comer) y aumentar las calorías que salen (actividad física). Si desea utilizar el yoga para la pérdida de peso, el juego inteligente es incluirlo en un plan de ejercicios que incluye actividades aeróbicas, como bicicleta, correr o nadar, que se queman más calorías.