¿Cómo puedo controlar o tratar la obesidad de mi hijo?
Si cree que su hijo pueda ser obeso, llévelo al médico para verificar que la obesidad no se deba a un problema médico. Si la obesidad no es causada por una enfermedad o trastorno, el médico probablemente sugiera algunos cambios en su estilo de vida para ayudarlo a adelgazar.
1. Controle las porciones (la cantidad que come) y reduzca el número de calorías.
2. No use la comida como recompensa por buen comportamiento o buenas calificaciones.
3. Limite los refrigerios entre comidas y sea consciente de los refrigerios que el niño come.
4. Sepa lo que su hijo come en la escuela.
5. Coman en familia para poder determinar con más facilidad los alimentos que consume su hijo y la cantidad que consume.
6. Aumente el nivel de actividad física de su hijo y encuentre actividades físicas divertidas que puedan hacer en familia.
7. Limite el tiempo que su hijo pasa viendo televisión o jugando en la computadora.
La obesidad infantil es difícil de controlar porque a menudo, una vez que el niño alcanza un peso corporal saludable, vuelve a sus antiguos hábitos. El médico del niño generalmente podrá ayudarlo con un plan de dieta y ejercicio que incluya objetivos razonables de adelgazamiento, cambios en el estilo de vida y el apoyo y participación de la familia.
Inactividad física
La inactividad física es uno de los principales riesgos cardiovasculares. La gente que no hace ejercicio tiene un mayor riesgo cardiovascular. La inactividad física aumenta además el riesgo de tener otros factores de riesgo cardiovascular, tales como colesterol elevado, presión arterial alta, obesidad y diabetes.
Los niños activos típicamente se convierten en adultos activos. Aparte de prevenir los factores de riesgo cardiovascular en la edad adulta, hacer ejercicio con regularidad:
- 1. Ayuda a controlar el peso. Como los niños obesos tienen más probabilidades de ser adultos obesos, prevenir o tratar la obesidad en la niñez puede reducir el riesgo de obesidad en la edad adulta. A su vez, esto puede contribuir a reducir el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón, diabetes y otras enfermedades relacionadas con la obesidad.
- 2. Fortalece los huesos. Hacer ejercicio con regularidad favorece el buen desarrollo de los huesos y reduce el riesgo de tener huesos delgados y frágiles (osteoporosis) en la edad adulta.
- 3. Aumenta la autoestima y la confianza en uno mismo. El ejercicio hará que su hijo se sienta mejor tanto física como mentalmente.
- 4. Mejora la salud cardiovascular. El ejercicio reduce la presión arterial, aumenta la cantidad de HDL o «colesterol bueno» en la sangre y reduce los niveles de estrés.
¿Cómo puedo saber si me hijo hace suficiente ejercicio?
La Asociación Americana del Corazón (AHA) aconseja que todos los niños mayores de 5 años de edad realicen por lo menos 30 minutos de ejercicio todos los días. Esto debe incluir una combinación de actividades de intensidad moderada y alta.
Si cree que su hijo no realiza suficiente ejercicio, hágase las siguientes preguntas:
1. ¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades sedentarias tales como ver televisión o jugar videojuegos? Se denominan «actividades sedentarias» porque casi no requieren actividad física.
2. ¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades recreativas tales como ciclismo, patinaje, snowboarding o esquí acuático? ¿Le gusta al niño caminar o andar en bicicleta cuando tiene que ir a algún lado?
3. ¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades aeróbicas tales como correr en pista, tomar clases de baile o practicar fútbol o baloncesto? Las actividades aeróbicas emplean los grupos musculares grandes del cuerpo y ayudan a fortalecer el corazón y los pulmones.
Los niños que disfrutan de una combinación de actividades recreativas y aeróbicas probablemente estén realizando suficiente ejercicio. Si le preocupa el nivel de actividad física de su hijo, lleve un «inventario de actividades» al médico del niño para que éste pueda sugerirle actividades adecuadas a la edad, el tamaño y las habilidades de su hijo. Si su hijo tiene un problema médico que limita su actividad física, asegúrese de pedirle al médico que le recomiende actividades que su hijo pueda realizar sin riesgo.
Si su hijo no es físicamente activo, lo primero que puede hacer es limitar el tiempo que pasa viendo televisión, jugando videojuegos o navegando por Internet. Investigue los deportes organizados, las lecciones o los clubes que sean de interés para su hijo. Ante todo, dedíquele tiempo a su hijo y organice salidas familiares que incluyan algún tipo de actividad física (p. ej., ciclismo, caminatas, excursiones).
El ejercicio es importante para todos los niños, incluso los que no disfrutan de los deportes o que tienen problemas de coordinación o alguna discapacidad. Al concentrase en los «juegos» activos en lugar del ejercicio, los niños muy probablemente cambien sus hábitos y aumenten su nivel de actividad física por sí solos
Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo. Se diferencia del sobrepeso, que significa pesar demasiado. El peso puede ser resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo. Ambos términos significan que el peso de una persona es mayor de lo que se considera saludable según su estatura.
La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que aquellas que consume. El equilibrio entre la ingestión de calorías y las calorías que se pierden es diferente en cada persona. Entre los factores que pudieran inclinar el equilibrio se incluyen la constitución genética, el exceso de comer, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física.
Ser obeso aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, artritis y ciertos cánceres. Si usted está obeso, perder por lo menos de 5 a 10 por ciento de su peso puede retrasar o prevenir algunas de estas enfermedades.
Las enfermedades del corazón no son una de las principales causas de muerte en niños y adolescentes, pero son la primera causa de muerte en los adultos en los Estados Unidos. Es más, cada 37 segundos muere alguien en los Estados Unidos de algún tipo de enfermedad cardiovascular.
Gracias a muchos estudios y miles de pacientes, los investigadores han descubierto ciertos factores que desempeñan un papel importante en las probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Éstos se denominan factores de riesgo. Algunos factores de riesgo pueden alterarse, tratarse o modificarse y otros no.
La mayoría de los factores de riesgo que afectan a los niños pueden controlarse en la niñez, lo cual reduce el riesgo cardiovascular más adelante. Otros factores de riesgo típicamente se transmiten de una generación a la siguiente (son hereditarios) o son el resultado de otra enfermedad o trastorno.
Estos factores de riesgo típicamente pueden controlarse. Las cardiopatías congénitas (defectos cardíacos de nacimiento) no pueden alterarse, pero ahora contamos con mejores estudios y tratamientos para los niños que tienen estos tipos de problemas del corazón.
Los niños y adolescentes pueden reducir su riesgo de padecer una enfermedad del corazón alterando o controlando los factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de padecer una enfermedad del corazón más adelante.
- 1. Presión arterial alta (hipertensión arterial)
- 2. Colesterol elevado
- 3. Tabaquismo
- 4. Obesidad
- 5. Inactividad física
Reiteramos, algunos de estos factores de riesgo pueden alterarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero es importante entender que la prevención es la mejor manera de evitar un problema del corazón más adelante. Si se empieza a controlar el mayor número posible de factores de riesgo en la niñez, es posible reducir el riesgo de padecer una enfermedad del corazón en la edad adulta.
Presión arterial alta
Menos del 3 por ciento de los niños estadounidenses sufre de presión arterial alta, pero se trata de una enfermedad grave en la niñez, especialmente si no se la detecta. Conviene asegurarse de que le revisen a su hijo la presión arterial durante su chequeo anual.
¿Qué es la presión arterial alta?
El corazón bombea sangre a través de una red de arterias, venas y capilares. La sangre en movimiento empuja contra las paredes de las arterias, y esa fuerza se mide como presión arterial.
La presión arterial alta es ocasionada por un estrechamiento de unas arterias muy pequeñas denominadas «arteriolas». Las arteriolas regulan el flujo sanguíneo en el organismo. Al estrecharse (o contraerse) estas arteriolas, el corazón tiene que esforzarse más por bombear la sangre a través de un espacio más reducido, y la presión dentro de los vasos sanguíneos aumenta.
¿Cuál es la causa de la presión arterial alta en los niños?
La presión arterial alta (hipertensión) en los niños no es una cardiopatía congénita, pero puede haber un vínculo hereditario. Por ese motivo, cuando hay antecedentes familiares de hipertensión, es necesario vigilar la presión arterial de los niños con mucho cuidado.
La mayoría de los casos de presión arterial alta en los niños se debe típicamente a otra enfermedad, tal como una enfermedad del corazón o los riñones. Esto se denomina hipertensión secundaria. Con menos frecuencia, los niños tienen lo que se denomina «hipertensión primaria (o esencial)». Esto significa que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta.
¿Cómo se mide la presión arterial?
El médico medirá la presión arterial de su hijo usando un aparato denominado «esfigmomanómetro».
Las lecturas de presión arterial miden las dos partes de la presión: la presión sistólica y la presión diastólica. La presión sistólica es la fuerza del flujo sanguíneo por una arteria al latir el corazón. La presión diastólica es la fuerza del flujo sanguíneo dentro de los vasos sanguíneos cuando el corazón descansa entre un latido y otro.
Una lectura de presión arterial mide tanto la fuerza sistólica como la diastólica, anotándose la sistólica en primer lugar. Las cifras indican la presión en unidades de milímetros de mercurio (mm Hg), es decir, la altura a la cual la presión dentro de las arterias podría elevar una columna de mercurio.
El médico tomará en cuenta la edad, el sexo y la estatura de su hijo para determinar las presiones arteriales sistólica y diastólica específicas para esa edad, ese sexo y esa estatura. Los médicos emplean este método porque les permite tomar en cuenta diferentes niveles de crecimiento al determinar la presión arterial. También les permite obtener la clasificación más precisa de presión arterial según el tamaño corporal del niño.
¿Cómo se trata la hipertensión en los niños?
En la mayoría de los casos, es posible controlar la hipertensión en los niños si se implementan cambios en su estilo de vida.
Ayude a su hijo a mantener un peso corporal saludable. Los niños con sobrepeso generalmente tienen presión arterial más elevada.
Aumente su nivel de actividad física.
Limite su consumo de sal.
Adviértale de los riesgos de fumar cigarrillos. La nicotina de los cigarrillos estrecha los vasos sanguíneos, dificultando aún más el paso de la sangre por ellos.
Si un plan de dieta y ejercicio no reduce la presión arterial de su hijo, podrían recetársele medicamentos.
Colesterol
Menos del 15 por ciento de los niños tienen niveles elevados de colesterol, pero los estudios han demostrado que la acumulación de placa grasa comienza en la niñez y progresa lentamente hasta la edad adulta. Este proceso patológico se denomina «aterosclerosis». Con el tiempo, la aterosclerosis causa enfermedades del corazón que son la principal causa de muerte en los Estados Unidos.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia grasa (un lípido) presente en todas las células del organismo. El hígado elabora todo el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas. Cuando comemos alimentos de origen animal, tal como carne, huevos y productos lácteos, introducimos colesterol adicional en el organismo.
Aunque a menudo atribuimos la elevación del colesterol en sangre al colesterol que contienen los alimentos que comemos, el causante principal de este aumento es la grasa saturada que éstos contienen. La materia grasa de los lácteos, la grasa de la carne roja y los aceites tropicales tales como el aceite de coco son algunos alimentos ricos en grasa saturada.
La sangre lleva el colesterol a las células en partículas transportadoras especiales denominadas «lipoproteínas». Dos de las lipoproteínas más importantes son la lipoproteína de baja densidad (LDL) y la lipoproteína de alta densidad (HDL). Los médicos evalúan la relación entre el LDL, el HDL y unas grasas denominadas «triglicéridos», y la relación entre éstos y el colesterol total.
Lipoproteína de baja densidad
Las partículas de LDL transportan el colesterol a las células. El colesterol LDL a menudo se denomina «colesterol malo» porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia causan enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos. Un exceso de LDL en la sangre da lugar a una acumulación de placa grasa en las paredes de las arterias, la cual inicia el proceso de la enfermedad aterosclerótica. Cuando se acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
Los niveles de LDL pueden ser elevados en personas cuya alimentación tiene un alto contenido de grasa saturada, colesterol o ambas cosas. A veces un funcionamiento deficiente de la glándula tiroidea (lo que se denomina «hipotiroidismo») también puede elevar los niveles de LDL.
Lipoproteína de alta densidad
Las partículas de HDL transportan el colesterol de las células nuevamente al hígado, donde puede ser eliminado del organismo. El colesterol HDL se denomina «colesterol bueno» porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia reducen el riesgo cardiovascular. Los niveles bajos de HDL a menudo son una consecuencia de la inactividad física, la obesidad o el hábito de fumar.
Triglicéridos
Los triglicéridos son grasas que suministran energía a los músculos. Al igual que el colesterol, son transportados a las células del organismo por las lipoproteínas de la sangre. Una alimentación alta en grasas saturadas o hidratos de carbono eleva los niveles de triglicéridos. Se cree que los niveles elevados aumentan el riesgo cardiovascular, pero no todos los científicos concuerdan en que los niveles elevados de triglicéridos, independientemente de otros factores, constituyen un factor de riesgo cardiovascular.
¿Cuál es la causa del colesterol elevado en niños y adolescentes?
En algunos casos, el colesterol elevado es hereditario. Esto se denomina hipercolesterolemia familiar. Alrededor de un 1 a 2 por ciento de los niños tienen esta enfermedad y deben realizarse un control de los niveles de colesterol antes de los 5 años de edad.
Otros factores de riesgo de colesterol elevado son la obesidad, la presión arterial alta y el hábito de fumar. A menos que tengan alguno de estos factores de riesgo, la mayoría de los niños y adolescentes no necesitan realizarse un control de los niveles de colesterol hasta los 20 años de edad.
¿Cómo se previene o trata el colesterol elevado?
Para reducir el riesgo de que se acumule placa grasa en las arterias, su hijo debe:
Hacer ejercicio con regularidad. Anímelo a hacer ejercicio durante 30 a 60 minutos casi todos los días.
Comer alimentos de bajo contenido de colesterol y grasa. Su hijo debe comer más panes, pastas, cereales y fruta y verdura fresca. (Observación: No debe limitar el consumo de grasa del niño si tiene menos de dos años de edad. Los bebés necesitan grasa para su crecimiento y desarrollo. Después de los dos años de edad, los niños deben comenzar a consumir menos calorías grasas.)
Conocer los riesgos de fumar cigarrillos.
Aprender a controlar el peso corporal, la diabetes o la presión arterial alta, si tiene estos problemas de salud.
Los niños diagnosticados con colesterol elevado deben al menos seguir un plan especial de dieta y ejercicio. Si con un año de tratamiento con dieta y ejercicio no se reduce el colesterol, podrían recetársele medicamentos reductores del colesterol. Los niños con colesterol elevado y otros factores de riesgo cardiovascular también pueden necesitar estos medicamentos.
Tabaquismo
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), alrededor de 3 millones de adolescentes fuman y alrededor de 4.000 adolescentes adquieren el hábito todos los días. Es más, la mayoría de la gente que fuma adquiere el hábito antes de terminar la escuela secundaria. Esto significa que si los niños pueden evitar el cigarrillo en la escuela, probablemente nunca adquieran el hábito de fumar.
Más de 90.000 personas mueren cada año de enfermedades del corazón causadas por el cigarrillo. Entre la gente joven que de lo contrario tendría un riesgo cardiovascular muy bajo, el hábito de fumar cigarrillos puede causar tanto como el 75 por ciento de los casos de enfermedad cardiovascular. Y cuanto más tiempo fume una persona, mayor es el riesgo cardiovascular.
¿Cómo afecta el cigarrillo al corazón?
Aunque es más conocido como un factor que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, el hábito de fumar cigarrillos y tabaco también puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos que aportan sangre a los brazos y las piernas).
Según el Surgeon General (director de Servicios de Salud Pública) de los Estados Unidos, la mayoría de los adolescentes que fuman son adictos a la nicotina de los cigarrillos. La nicotina estrecha los vasos sanguíneos y aumenta el esfuerzo del corazón. Aun cuando los adolescentes desean dejar de fumar, la adicción a la nicotina les dificulta mucho la tarea. Además, presentan los mismos síntomas de abstinencia que los adultos.
Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son perjudiciales para el corazón. Los estudios han demostrado que fumar acelera la frecuencia cardíaca, estrecha las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia de los latidos del corazón, todo lo cual aumenta el esfuerzo del corazón. Las sustancias químicas en el humo del cigarrillo y el tabaco contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, posiblemente porque lesionan las paredes de los vasos sanguíneos.
Estas sustancias químicas también afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un coagulante sanguíneo). Esto aumenta el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo que pueda provocar un ataque al corazón.
¿Cómo puedo convencer a mi hijo de que no fume?
Hable con su hijo sobre los malos efectos del cigarrillo, tales como los dientes amarillentos, el mal aliento, el olor de cigarrillo en la ropa y la falta de aliento. Si a su hijo le gustan los deportes, explíquele que el cigarrillo puede dañar los pulmones y reducir el suministro de oxígeno que los músculos necesitan para trabajar bien.
Hable francamente con su hijo sobre los riesgos del cigarrillo.
Elogie a los adolescentes que no fuman. Según los resultados de una encuesta de los CDC, son más los jóvenes que no fuman que los que fuman. La mayoría de los adolescentes encuestados dijeron que opinaban que fumar no era atractivo y que no saldrían con alguien que fuma.
Sea un ejemplo para su hijo. Si fuma, abandone el hábito. Y no permita que otros fumen en su hogar.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a dejar de fumar?
Aconséjele cómo dejar el cigarrillo, pero muéstrese dispuesto a ayudarlo y apoyarlo.
Ayúdelo a entender las razones por las cuales debe dejar de fumar, tal como prolongar la vida, reducir las probabilidades de padecer un ataque cardíaco, un ataque cerebral o cáncer, y tener más dinero disponible para gastar en otras cosas en lugar de cigarrillos.
Si usted fuma, comprométase a dejar el cigarrillo junto con su hijo. Alrededor de la mitad de los fumadores adolescentes tienen padres que fuman.
Lleve a su hijo al médico para que lo aconseje cómo dejar de fumar.
El hábito de fumar es la causa de muerte más evitable. Si el índice de tabaquismo entre los adolescentes no disminuye, 5 millones de ellos morirán en la edad adulta de enfermedades causadas por el cigarrillo.