Mantengo una ansiedad perenne, sobre la urgente necesidad de todos aquellos que visiten nuestro Blog, nos ayuden a incidir en las políticas publicas, de prevenir daños irreversibles en la niñez salvadoreña, por la falta de cultura y educación concientizadora, relacionada con la mala alimentación y falta de ejercicio.
Agradecería grandemente a todas aquellas personas, que se encuentran cerca de las entidades encargadas de velar por la salud publica, para que lleven el mensaje de rescate de vidas, al implementar medidas sostenibles, que conlleven a una salud integral de los millones de hogares salvadoreños.
Según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud, en el 2010, alrededor de 43 millones de niños menores de cinco años de edad tenían sobrepeso. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.
Esto debería de sensibilizarnos mucho mas como pobladores, y ejecutar en menor escala estrategias comunitarias y vecinales para que nuestros niños, crezcan con menores índices de riesgo.
Desde 1980, la obesidad se ha más que doblado en todo el mundo.
En 2008, 1500 millones de adultos (de 20 y más años) tenían sobrepeso. Dentro de este grupo, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos.
El 65% de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
En 2010, alrededor de 43 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso.
La obesidad puede prevenirse.
Las escuelas son una parte esencial en la solución a la epidemia de obesidad entre los niños salvadoreños. A través de normas y programas escolares sólidos, como estándares de nutrición, educación sobre salud de calidad, educación física de calidad y oportunidades para realizar actividad física, las escuelas pueden ayudar a que los estudiantes adopten y mantengan comportamientos alimenticios y físicos saludables.
El impacto de la obesidad infantil
La obesidad es un problema de salud grave en El Salvador y que afecta a adultos y niños de todas los niveles de ingresos. La obesidad infantil está relacionada con numerosos problemas físicos y de salud mental.
Entre los niños de 6 y 11 años, la prevalencia de la obesidad pasó a ser más que el doble en las últimas tres décadas, incrementándose de un 6.5% en 1980 a un 17.0% en 2006. La tasa entre adolescentes de 12 a 19 años pasó a ser más que el triple durante el mismo período, incrementándose de un 5.0% a un 17.6%.
La obesidad infantil tiene efectos en la salud inmediatos y a largo plazo:
La obesidad infantil tiene efectos en la salud inmediatos y a largo plazo:
Las personas jóvenes obesas tienen mayor riesgo de padecer problemas óseos y de las articulaciones y apnea del sueño.
Los niños y adolescentes obesos pueden tener problemas sociales y psicológicos, tales como estigmatización y baja autoestima.
Los niños y jóvenes obesos tienen más probabilidad que los de peso normal de tener sobrepeso o ser obesos cuando son adultos.
Seis de diez jóvenes tienen al menos un factor de riesgo adicional de padecer enfermedades cardíacas, tales como colesterol alto o hipertensión.
Es fundamental tener buenos hábitos alimenticios y realizar actividad física para mantener un peso saludable. Lamentablemente, menos del 25% de los adolescentes comen suficientes frutas y vegetales y sólo un tercio de los adolescentes realizan los 60 minutos recomendados de actividad física diaria.
El rol de las escuelas para prevenir la obesidad infantil
Revertir la epidemia de obesidad requiere de un esfuerzo a largo plazo y bien coordinado para que llegue a las personas jóvenes a los lugares donde viven, aprenden y juegan. Las escuelas son socios clave en este esfuerzo:
Más del 65% de los jóvenes de El Salvador asisten a una escuela.
Las escuelas son el lugar ideal para enseñarles a los jóvenes cómo adoptar y mantener un estilo de vida saludable y activo.
Investigaciones muestran que los programas escolares bien organizados y bien implementados pueden promover de manera efectiva la actividad física y la alimentación saludable.
Investigaciones recientes muestran la conexión que existe entre la actividad física, la buena alimentación, la educación física y los programas de nutrición y el rendimiento académico.
Si trabajan con otras organizaciones públicas, de voluntariado y del sector privado, las escuelas pueden ayudar a cambiar el ambiente social y físico de un niño y brindar información, herramientas y estrategias prácticas para ayudar a los estudiantes a adoptar estilos de vida saludables.
Se identificaron 10 estrategias para ayudar a las escuelas a prevenir la obesidad a través de la promoción de la actividad física y la alimentación saludable. Se desarrollaron además herramientas fáciles de usar para ayudar a las escuelas a implementar cada una de estas estrategias de manera efectiva.
10 estrategias clave
Construya una base fuerte
Fomente la actividad física y la alimentación a través de programas escolares de salud coordinados.
Designe un coordinador escolar de salud y mantenga activo un consejo de salud escolar.
Evalúe las normas y programas de salud escolar y desarrolle un plan de mejoras.
Fortalezca las normas escolares de alimentación y actividad física.
Prepárese
Implemente un programa de promoción de la salud de alta calidad para el personal escolar.
Implemente un curso de alta calidad sobre educación para la salud.
Implemente un curso de alta calidad sobre educación física.
Incremente las posibilidades de que los estudiantes hagan actividad física.
Implemente programas de calidad alimenticia escolar.
Asegúrese de que los estudiantes tengan elecciones saludables de comidas y bebidas fuera del programa alimenticio escolar.
Consejos para padres. Ideas para ayudar a los niños a mantener un peso saludable. Brindarles información y consejos del cómo ayudar a prevenir el sobrepeso y la obesidad infantil.
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