domingo, 5 de junio de 2011

SEDENTARISMO, MALA ALIMENTACION E INDIFERENCIA FAMILIAR, SON LAS PEORES HERENCIAS PARA NUESTRA SOCIEDAD.




La obesidad es una enfermedad que afecta ampliamente la vida social, no sólo de los adolescentes, si no de todas las personas que la padecen. Esto lo reflejan los alumnos encuestados al definir el término como discriminación, problemas, depresión, baja autoestima y enfermedad.

Olivares et al. (1999), señalan que la primera prioridad de compra en los niños son los productos dulces y salados, tanto envasados como preparados, que adquieren en los kioscos de sus colegios o de sus alrededores. Esto lo traducen los adolescentes como comida chatarra, manifestando de esta manera que la obesidad se asocia a este concepto, estando presente en todos los grupos estudiados, incluso hacen referencia a las papas fritas, lugares de comida rápida, chocolates. Los comerciales preferidos de los escolares de la publicidad televisiva son los de productos envasados dulces y salados (Olivares et al., 2003).

Según Crovetto, los factores para el cambio del IMC, en los últimos decenios, se debe al sedentarismo y al creciente consumo de grasas y azúcares.

La falta de actividad física real de los niños es evidente Kain et al. (1998). Kain et al. (2001) Es evidemte que las niñas gastan más tiempo en actividades sedentarias que los varones.

En la mayoría de familias salvadoreñas no existe el estimulo ni el acompañamiento para que nuestros niños, sean educados en una cultura mucho mas diferente. Roberto Lainez.

De acuerdo a los estudios realizados por Rice, el nivel de autoestima influye sobre la salud mental, la competencia interpersonal y el ajuste social, el progreso en la escuela, las aspiraciones vocacionales y la delincuencia, en nuestro estudio los adolescentes relacionan la obesidad con una baja autoestima. Ojo con esto, porque determina en muchos casos la personalidad futura de nuestros hijos.

Considerando que actualmente uno de cada cuatro niños o adolescentes es obeso y uno de cada tres está en riesgo de serlo, concuerdo con Burrows; Poniachik et al. (2002) y Mardones, (2003) que es de suma importancia utilizar esta información para educar en forma integral a los adolescentes, estimulándolos a intensificar acciones que conduzcan a mantener estilos de vida saludable, y de esta manera contribuir a disminuir los altos índice de sobrepeso y obesidad existentes.

La obesidad puede definirse en términos de porcentaje de grasa corporal, según el índice de masa corporal (IMC) o teniendo en cuenta los cánones sociales. El peso ideal para la salud puede reflejarse en el IMC; sin embargo, los cánones sociales han dictado una norma de delgadez con un peso corporal inferior para el ideal de la salud.

Ha sido indicado que los factores ambientales pueden estar asociados al sobrepeso y a la obesidad y que condicionan los hábitos de ingesta, destacándose la oferta excedida de productos hipercalóricos, Burrows (2000) y Crovetto (2002), mayor poder adquisitivo, marketing que induce al consumo, trastornos psicológicos reactivos, donde el alimento pasa a ser un sustituto placentero y el desconocimiento. por parte de la población, que la obesidad es una enfermedad asociada a pequeños desbalances mantenidos en el tiempo.

La práctica cada vez mayor de actividades tales como TV, nintendo y computación, que ocupan gran parte del tiempo libre, determinan un gasto calórico mínimo, por lo que se las ha considerado como horas de "inactividad física" Burrows, Olivares et al. (1999) ocupando un porcentaje importante del día de muchos niños y adolescentes. Niños obesos y normales durante la semana gastan mas de tres horas diarias frente al televisor Kain et al. (2001) aumentando el tiempo en días festivos.

La familia juega un rol importante en conductas relacionadas con la ingesta y actividad física, según Burrowset al. (2001). Por otra parte Silva et al. (2005) indicaron que la ruralidad y el menor acceso a entretención de tipo tecnológica de los estudiantes, menor acceso a una alimentación con alto contenido de materia grasa hace la diferencia en relación a menores índices de obesidad.

La Encuesta Nacional del Deporte efectuada en Chile por DIGEDER 1996, en una muestra de 4300 personas entre 10 y 70 años, reveló que el 83 % de los individuos eran sedentarios, lo que afectaba con mayor intensidad a mujeres de nivel socioeconómico bajo.

Los adolescentes están cambiando su estructura corporal y mental, la imagen corporal de un adolescente está estrechamente relacionada con su peso. La obesidad no es causada necesariamente por comer demasiado, si no por ingerir alimentos altos en calorías y tener una actividad física muy baja. Se ingieren más calorías de las que se queman. La aproximación más efectiva para tratar la obesidad es multifacética, considerando que el problema es ocasionado por múltiples causas (Rice, 2000). Así, la educación para la nutrición será útil para modificar hábitos alimentarios de los adolescentes.

La obesidad en la población adolescente ha tenido un alarmante aumento, siendo la dieta uno de los factores que más ha influido en estos cambios. La dieta se caracteriza por una alta ingesta de grasas, azúcares, alimentos procesados, todo esto estimulado por atractivos mensajes publicitarios que aumentan su consumo.

Mi personal conclusión y recomendación es la siguiente:

“Se debe estimular la actividad física, la buena alimentación de los adolescentes y que debe haber un manejo integrado de este problema


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