domingo, 8 de junio de 2008

EL EJERCICIO Y LA PRODUCCIÓN HORMONAL.







Algunos científicos sostienen que el ejercicio en exceso disminuye el nivel de testosterona masculino.


Se sugiere que los niveles de testosterona aumentan al entrenar, lo que inhibe al cerebro de emitir hormonas que estimulen a los testículos para producir testosterona. Como resultado, el ejercicio persistente podría resultar en menores funciones testiculares (hipogonadismo). En la universidad de Michigan (U.S.A.) Se comprobó que si un hombre corre 300 kmts por semana o más, se arriesga a desarrollar hipogonadismo, manifestado por la ausencia de impulso sexual. Pero por debajo de estos niveles de ejercicio, no parece haber implicaciones al respecto.
En un experimento (Park City, Utah-USA), se midió la cantidad de testosterona total y testosterona libre de 19 maratonistas del sexo masculino antes y después de una gran carrera, que suponía correr 400 kmts en 15 días. Descubrieron que la testosterona total disminuía en un 31 % y la testosterona libre en un 28 % .


Esto es interesante porque hay pocas personas que recorran esa cantidad de kilómetros por semana o participen en uno de esos supermaratones. La mayoría se dedican a mejorar la salud y acondicionamiento. De todos esos estudios surge el hecho fundamental de que hasta 45 minutos de ejercicio intenso (con pesas se puede entrenar hasta 1 y 1/2 horas debido a los descansos entre series) se incrementaba el nivel de testosterona. Si seguimos entrenando mas, los niveles pueden empezar a disminuir. Por tanto mientras los hombres no se excedan en sus capacidades físicas es muy difícil que sufran de efectos adversos sobre sus niveles de testosterona o su capacidad sexual.


Por supuesto, la fatiga, la nutrición inadecuada, las preocupaciones por otras cosas y los factores psicológicos pueden influenciar el interés sexual, sin que tengan ninguna relación con los niveles de testosterona.

INFLUENCIA DE LA INSULINA EN EL CRECIMIENTO MUSCULAR.

De hecho, los poderosos efectos de la insulina se han reconocido desde hace tiempo en la comunidad científica. Sin embargo la insulina no ha atraído la atención de los expertos en desarrollo físico hasta hace muy poco. Se ha descubierto que esta no solo es esencial para el desarrollo, sino que es el promotor fundamental de la energía. Esto no se refiere a la insulina inyectada, como tienen que hacerlo algunos diabéticos, sino de conseguir que el cuerpo haga el mejor uso de su insulina natural, endógena.


El deportista debe saber que la insulina requiere de un complejo de cromo unido a niacina, que se llama factor de tolerancia a la glucosa (GTF), es críticamente importante. Sin el GTF, la insulina es incapaz de desarrollar músculo o generar energía.
Estudios efectuados por el gobierno americano demuestran que el entrenamiento intensivo (con sobrecarga) puede predisponer a presentar una deficiencia de cromo, una condición que se traduce en una detención del desarrollo físico. Como resultado, se debe suplementar la dieta con cromo biológicamente activo, por supuesto que se refiere principalmente a los que entrenan para potencia y desarrollo muscular. Al cromo se lo conoce como el agente dietético más importante del desarrollo y el rendimiento atlético. La forma dietética de cromo mas asimilable es el polinicotinato de cromo, es la de mayor actividad biológica.

Los efectos sobre el crecimiento y el metabolismo de la proteína:

Históricamente, la insulina ha estado asociada a la diabetes y el azúcar sanguíneo, y además tiene un efecto profundo sobre el metabolismo de los carbohidratos. Los problemas del metabolismo proteico pueden causar el enflaquecimiento y la muerte de los pacientes diabéticos. La insulina es una hormona potente que afecta el metabolismo proteico tanto como el de los carbohidratos.


Como la GH y la testosterona, la insulina es esencial para el desarrollo muscular. Pero, a diferencia de la GH y la testosterona, la insulina ejerce un efecto sobre cada uno de los tejidos sobre los que actúa, y afecta al metabolismo de toda la energía corporal.


Durante las horas siguientes a una comida, cuando disponemos de un exceso de aminoácidos, las proteínas se sintetizan, se almacenan y se convierten en tejidos corporales. La insulina es necesaria para que se produzca este fenómeno.


El mecanismo por el que la insulina causa síntesis proteica y su deposito, incluye:


1)- Incremento del transporte activo de aminoácidos vitales hacia las células. Entre los aminoácidos mas frecuentemente transportados por la insulina, están la tirosina, la fenilalanina, y la valina, leucina e isoleucina.


2)- Incremento del traslado del mensajero ARN por les ribosomas, formando así nuevas proteínas. La insulina conecta la maquinaria ribosomica. Sin su presencia, los ribosomas dejan de trabajar.


3)- Incremento de la transcripción del ADN en el núcleo celular, formando así cantidades crecientes de ARN. La insulina también potencia la tasa de formación de nuevo ADN y promueve la reproducción de las células. Todos estos efectos aumentan la síntesis proteica.


4)- Inhibición del catabolismo de las proteínas, disminuyendo así la velocidad de emisión celular de aminoácidos, especialmente del tejido muscular.


5)- Conservación de aminoácidos en los depósitos proteicos del cuerpo. La insulina disminuye la velocidad de gluconeogénesis, o formación de glucosa a partir de aminoácidos.


Además, como primer factor del transporte de glucosa hacia las células, la insulina economiza aminoácidos para usarlos en la síntesis proteica, utilizando la glucosa como energía.
La formación proteica se detiene cuando en el momento en que la insulina no trabaja o no esta disponible; el catabolismo de la proteína se incrementa, para la síntesis proteica y grandes cantidades de aminoácidos son arrojados a la sangre, donde se usan directamente para energía o formación de glucosa.

El efecto sinérgico con la hormona del crecimiento:

Como la insulina es necesaria para la síntesis proteica, es tan esencial para el crecimiento como la STH. Esto se ha demostrado claramente en experimentos con animales, a los que se había privado de sus glándulas, pituitaria y páncreas (asientos respectivos de la hormona del crecimiento y la insulina) y que apenas podía crecer casi nada. Y cuando esos animales reciben insulina o STH, tampoco crecen. Sin embargo, la combinación de ambas hormonas produce un crecimiento extraordinario.
La STH y la insulina trabajan en sinergia para promover el crecimiento. Cada una efectúa una función especifica, que es distinta a la de la otra.

Los efectos sobre la energía y el metabolismo de los carbohidratos:


Inmediatamente después de una comida de muchos carbohidratos, la glucosa se absorbe en la sangre, lo que causa una rápida secreción de insulina pancreática. La insulina produce a su vez un veloz almacenamiento y utilización de la glucosa por casi todos los tejidos del cuerpo, sobre todo por el hígado a los músculos.


La insulina almacena glucosa en el hígado, en forma de glucógeno.


Después ese glucógeno hepático vuelve a convertirse en glucosa, que aparece en el torrente sanguíneo cuando se precisa para convertirla en energía. El glucógeno hepático puede suponer mas de 100 gramos de glucosa acumulada. Es crucial para los largos períodos de entrenamiento que requieren resistencia y esfuerzo continuado.


Los músculos, si no los entrenamos después de comer, también almacenan glucógeno. Este glucógeno es especialmente útil para alimentar los esfuerzos breves de energía, lo que resulta muy importante para los entrenamientos cortos e intensos, típicos de los de musculación.
La insulina posee un efecto directo sobre las membranas celulares musculares para facilitar el transporte de la glucosa. La insulina aumenta su velocidad de transporte en el interior de las células musculares hasta 15 o 20 veces, lo que afecta de manera dramática los depósitos energéticos de un deportista.

Los efectos sobre el peso corporal y el porcentaje del músculo:

La insulina controla el centro hipotalámico del apetito, y juega un papel fundamental en la producción de serotonina, un neurotransmisor que entre otras funciones controla el azúcar y la tendencia al consumo excesivo de alimentos.
Al inhibir el catabolismo de la masa muscular, la insulina ayuda a mantener la integridad del cuerpo. Parece ser que también potencia el status funcional del tiroides, regulador primario del metabolismo basal del cuerpo y generador de triodotironina, una hormona quemadora de grasas (muy utilizada en dietas que hacen perder peso rápidamente).

El control de la secreción de insulina:

Antes se pensaba que la insulina era controlada por los niveles de glucosa sanguínea. Sin embargo, ahora se sabe que ciertos aminoácidos afectan la secreción de insulina.
Después de un incremento repentino de la glucosa sanguínea (entre tres y cinco minutos), la secreción de insulina aumenta casi diez veces. En otros cinco o diez minutos, los niveles de insulina disminuyen casi a la mitad. Unos quince minutos después, los niveles de insulina vuelven a elevarse otra vez, alcanzando una nueva detención en una dos o tres horas.


La secreción de insulina se apaga casi tan repentinamente como se ha encendido. La secreción se detiene algunos minutos después de que los niveles de glucosa sanguínea pasan a ser los correspondientes al ayuno. Muchos aminoácidos poseen un efecto inductor de la secreción de insulina. Los más potentes son la arginina y la ornitina.


La estimulación de la secreción de insulina por parte de los aminoácidos difiere de la producida por la glucosa.


El exceso de aminoácidos tomados en ausencia de glucosa produce solamente un incremento ligero de los niveles de insulina. Pero cuando el exceso de aminoácidos se toma en los momentos de elevación de glucosa sanguínea, la estimulación de la insulina puede doblar la producida solo por la glucosa.
Desde el punto de vista practico, suplementos con polímeros de glucosa, l-arginina, l-glicina y niacina basada en polinicotinato de cromo puede servir como un potente régimen para incrementar la secreción de insulina y potenciar sus efectos.

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